Invocación [Privado]

La noche caía sobre la mansión, en medio de una habitación un pentagrama estaba trazado, la luz roja que emanaba aunque no era fuerte alcanzaba a iluminar toda la habitación. Rin se puso en el centro del pentagrama, agachandose para colocar un emblema viejo junto con una botella de sake - Invoco a la persona que aparecerá, la que con ayuda del santo grial renacerá para prestar su fuerza. Aquella persona cuyo corazón noble le permitió ser un espíritu heroico, aquella que con sus habilidades luchará por obtener su deseo - La luz del pentagrama tomo más intensidad hasta que logró iluminar incluso fuera de la habitación.

Una explosión sonó en una habitación cercana a la de Rin - Lo logré - Sonrió y corrió en dirección a donde sonó la explosión, sorprendiéndose de lo que encontró en aquel lugar, si, era su servant de eso no tenía duda, había logrado entrar a la guerra por el grial, pronto conseguiría cumplir su deseo, pronto rescataría a su hermana menor.

La habitación en la que había aparecido de repente estaba totalmente llene de humo la cual impedía ver con claridad, mi cuerpo se sentía lleno de energía y aun lucia mi atuendo de guerra, en una mano sostenía algo demasiado familiar para mi gusto, me senté en un sofá esperando a que pudiera ver con claridad el lugar al que había sido invocada.

Bastaron unos segundos para que la puerta de la habitación se abriera de golpe y el humo se disipara totalmente, del umbral apareció la figura de una joven señorita –A tu salud- Bebí la copa de sake de un golpe mientras me ponía de pie –Uesugi Kenshin de la provincia de Echigo, a tu servicio- Le dije con una calida sonrisa una vez estuve frente a ella –Sera un honor luchar a tu lado, si aceptas a esta antigua señora de la guerra como tu aliada- Tome una de sus manos al tiempo que me puse de rodillas –Mi señora, será un honor servirla y hacer cumplir su voluntad, ser la persona con la que comparta las victorias y la derrotas- Mire directo a sus ojos –Dime ahora tu que me has invitado a tu mundo…¿Me aceptas como tu Servant?- Concluí.

Rin se sorprendió al escuchar el nombre de su servant, había escuchado de Kenshin en libros, fue un gran estratega y combatiente, sonrió - Tohsaka Rin - Se acercó hasta su servant - Te acepto como mi servant - Solté mi mano de su agarré - Por favor, levantate noble servant - Miró a su servant de pies a cabeza - ¿Cuál es tu clase? ¿Qué es lo que te hace luchar en esta despiadada guerra? - Preguntó Rin - Habrás de saber que mis intenciones son ganar a toda costa, sin importar a quien tenga que llevarme por entre los pies, mi deseo es rescatar a mi hermana pequeña del mal que yace en su interior, salvarla de la muerte - La tristeza era notable en la voz de la pelinegra - Es por eso que no importa quién este en esta guerra amigos o no, los aplastaré a todos sin ninguna piedad -

Me puse de pie a su orden -Soy una humilde sirviente de la Clase Archer, Tohsaka-sama- Hice una reverencia -Aunque eso no signifique que mi especialidad se limite únicamente a los arcos, en vida aprendí a dominar con maestría gran cantidad de armas- Me detuve un momento y observe mis manos -Así que supongo fue cosa del azar o del destino que fuera elegida para esta clase- Fije mi mirada una vez más en ella -En cuanto a mis motivos...creo que ya no me impulsa ninguno mi señora, pues mi único deseo era paz para mi pueblo- Dude por un momento -Y a pesar de que no fue conseguida atreves de mis acciones, con que el glorioso Japón viva momentos pacíficos en este momento me basta. Aunque si tratar de que esta paz se mantenga, incluso si es mediante el uso de mi espada una vez más, lo consideras una petición digna de tu causa entonces me doy por bien servida- Calle por un momento mientras oía sus palabras –Entiendo muy bien mi señora, a pesar de los métodos que tengamos que utilizar la tuya es una causa justa- Sonreí mientras ponía una mano en su hombro tratando de tranquilizarla –¿Quién no estaría dispuesto a ver el resto del mundo arder con saber que sus seres amados están lejos de todo daño?- Le di suaves palmadas –Sin duda ganaremos- Sonreí.

La pelinegra se quedó callada, aguantando sus impulsos de llorar, recordaba claramente el día en que su hermana se había ido, no, el día en que ella la había dejado ir. Sin embargo, las palabras de su servant la reconfortaban en cierto sentido, tenía que confiar en que ganarían. Sus brazos se enredaron al rededor de la muchacha con la armadura - Gracias - Sonrió.

A pesar de que Rin no era una mujer expresiva ni le gustaba hablar con las personas sobre lo que se sentía, confiaba en su servant por alguna extraña razón, quizá porque era la persona que le había jurado lealtad o porque era la que comprendía sus sueños y la apoya en ellos. En ese momento la razón le importaba poco, solo quería tranquilizarse un poco, respiraba hondo - ¿El mundo arder? - Susurró - Supongo que si... - Cerró los ojos y volvió a respirar hondo, tratando de alejar los gritos de su mente.

Abrace a la joven con cariño tratando de reconfortarla –Tranquila, joven maestra- Aumente un poco la fuerza pero sin herir a la chica, acaricie su espalda con suavidad como si fuera una madre tratando de hacer sentir mejor a su hija –Todo estará bien, salvaremos a tu hermana no importa que, seré tu espada y tu escudo, yo… hare todo lo posible para que veas tu sueño cumplido, tu causa es ahora la mía- Hable con sinceridad y la mire a los ojos, dirigiéndole una sonrisa de dulzura.

Sin previo aviso la cargue en mis brazos y salte por la ventana de la habitación, la cual se encontraba oportunamente abierta. Caí al suelo sin gran dificultad mientras emprendía marcha a gran velocidad, a pesar de que la noche parecía haber caído hace poco las calles parecían particularmente vacías hoy, al menos en este sector. Sujete a mi Master con más fuerza mientras empezaba a escalar alturas, subiendo a un techo y saltando rápidamente al otro. Finalmente llegamos al que parecía ser un edificio en construcción, ya los trabajadores no estaban y a simple vista se podría decir que tenia al menos unos 15 pisos de alto, lo escale a gran velocidad hasta finalmente llegar a la cima, donde por fin deje bajar a mi Master –Espero no te moleste- Sonreí –Quería ver que tanto ha cambiado mi amado Japón desde que me fui- Fije mi vista en el horizonte, en las miles de luces que se desprendían de la ciudad, como si de un mar de estrellas en la tierra se tratara, deje escapar una ligera carcajada –Hermoso- El ruido de los vehículos que transitaban en fila por las calles de asfalto, el sonido de cientos de personas en los alrededores, incluso lo que parecía ser música se oía ligeramente desde ese lugar –La ciudad resplandece como si de una misma joya se tratara, las luces de los carruajes parecen ser miles de luciérnagas bailando al ritmo del ruido producido por la gente- Puse una mano sobre el hombro de mi acompañante –Esta ciudad es un lugar hermoso…¿No crees?- Sonreí.

La mujer se sorprendió al no sentir el piso sobre sus pies y en cambio sentir unos fuertes brazos abrazándola – Kenshin .. – Cerró los ojos de golpe al sentir el golpe al volver a tocar el suelo. Mantuvo los ojos cerrados todo el trayecto, confiaba en que su servant no la soltaría, al menos no de golpe; finalmente, el piso llego a sus pies, con suavidad –Tranquila – Esbozó una sonrisa – Ha cambiado bastante - se recargó en el hombro de Kenshin, contemplando la ciudad.

La vista era algo realmente hermoso y único, jamás se había detenido a contemplar Fuyuki de esa manera, no dijo nada, solo asintió ante lo que dijo su servant, sintió su mano en el hombro y la abrazó de la cintura, ciertamente parecían una pareja – Bastante – Soltó a Kenshin y comenzó a caminar por el techo – Gracias – Volteó para dedicarle una tierna sonrisa a su servant – Ganaremos esta guerra – Dijo con bastante confianza en sus palabra – Mañana comenzaremos a buscar a los enemigos – Miró hacia el cielo y sonrió – Deberías conocer a Sakura, seguro te agradará, es..bastante dulce – Rió un poco, con cierta nostalgia – Me gustaría saber más sobre tu pasado también Kenshin – Volvió a abrazar a su servant, apoyando la cabeza en su pecho y sonrojándose un poco.

Me alegraba que mi Master pareciera tener mejor semblante o al menos la tristeza que había sentido un rato atrás ya no se hacía visible. Sonreí de nuevo intentando darle confianza –Lo haremos, con una maga tan poderosa de mi lado será difícil que me derriben, ¿verdad?- Deje escapar una de mis ya acostumbradas carcajadas –Debo ser una Servant afortunada por haber conseguido una chica tan amable pero a la vez tan fuerte como mi señora- Alce la mano e hice un gesto como si en ese momento tuviera una copa en ella y estuviera brindando a su salud –Seria lo mejor mi señora, yo estoy lista cuando tu lo estés, te protegeré- Camine a su lado, viendo en la misma dirección que mi Master, realmente lo mucho que habían cambiado las ciudades y lo modernas que eran ahora en día no dejaba de sorprenderme, especialmente si tomaba en cuenta que esta no parecía ser una ciudad precisamente grande –Sera un honor conocerla, debe ser una persona amable y encantadora, tanto como su hermana- Puse una mano sobre su cabeza y acaricie suavemente su cabello –Si es como tu entonces debe ser una gran persona, se que lograras reunirte con ella, que podrás recuperarla- Mire a la distancia por un momento, si bien me hubiera gustado preguntar toda la situación para poderla evaluar también consideraba que no sería lo más prudente en este momento, ya habría otro momento para que ella me contara la historia a detalle.

Sentí su cálido cuerpo contra el mío y rodee su figura con mis brazos, acaricie su espalda con movimientos lentos y suaves –Lamento decepcionarte mi señora pero no creo que haya algo sobre mí que no se encuentre en los libros de historia- Debía admitir que la muestra de interés de mi Master era algo halagadora pero también que nunca había sido demasiado buena hablando sobre mi o mi vida personal –Fui gobernante de la provincia de echigo durante parte del sengoku jidai, algunos dicen que fui una brillante estratega pero eso no significa que fuera alguien de solo pensar, me gustaba marchar hombro con hombro junto a mis guerreros…sentir las victorias y las derrotas donde un gobernante debe hacerlo, en el campo de batalla y no en un viejo trono. Mi nombre de nacimiento era otro pero cambio en varias ocasiones, siendo Kenshin el más famoso y el que adopte al convertirme al budismo, siempre trate de practicar y respetar los principios budistas- Mi mente había empezado a divagar –Bishamonten, Takeda, Nobunaga- Suspire y busque sus ojos con mi vista –Se podría decir que tengo la peor suerte del mundo- Solté una carcajada –Morí en plena campaña militar, había tenido numerosas victorias y el ejército invasor había retrocedido, éramos nosotros quienes perseguían ahora aquellos cachorros que huían con el rabo entre las piernas pero...- Extendí una mano y la apreté como si intentara agarrar algo que no estaba allí –Morí…ni siquiera puedo recordar exactamente como fue, pero tampoco es algo que importe ya- Volví a poner la mano sobre su espalda –El pasado ya fue escrito y nada sacamos con querer cambiarlo, especialmente si hay un futuro por el cual preocuparnos- Aquellas palabras eran sinceras -¿Quieres regresar ahora mi señora o deseas visitar algún sitio en especial?- Le dedique una sonrisa y la cargue en mis brazos una vez mas mientras me disponía a bajar el edificio.